martes, 13 de abril de 2010

PUBLICADAS LAS BASES DEL PREMIO LITERARIO




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Premios Literarios.

miércoles, 7 de abril de 2010

Presentación del libro XXV AÑOS DE LA ORDEN

Presentación del libro XXV AÑOS DE LA ORDEN LITERARIA FRANCISCO DE QUEVEDO en la Alhóndiga de Villanueva de los Infantes.



QUEVEDO Y VILLANUEVA DE LOS INFANTES


ÚLTIMA MORADA DE QUEVEDO

Viajero, si alguna vez visitas los claustros del Convento de Santo Domingo en Villanueva de los Infantes, verás cómo la herida de los siglos está cauterizada de criptogramas; y cuando subas a la celda, se nublarán tus ojos de crespones, se llenará la Historia de mortajas y volarán esquivos los murciélagos…
Y es que aquí vino a refugiarse Don Francisco de Quevedo con el alma aterida de destierros y con el cuerpo lleno de postemas, hasta que el día 8 de Septiembre del año 1.645 falleció y fue sepultado, como dejara escrito en testamento, con el hábito de los caballeros de Santiago, en la Capilla de los Bustos de la Iglesia Parroquial de San Andrés. Pero, por azares de los tiempos y repetidas mondas, sus restos fueron trasladados a otra cripta de la espaciosa nave, dónde reposan para siempre confundidos, entre camándulas de clérigos y polvorienta herrumbre de tizonas.
Sabemos todos que Don Francisco de Quevedo adquirió por herencia de su madre Doña María de Santibáñez Villegas el señorío de la aldea de la Torre de Juan Abad y que por razones de salud y vecindad, pasó muchas temporadas en Infantes, sobre todo, a partir de sus fracasos en la Corte y cuando cumplía condenas del Conde Duque “retirado en la paz destos desiertos”. Aquí en la blasonada villa dialogó en numerosas ocasiones con su preclaro amigo Jiménez Patón, platicaba con un doctor boticario, visitaba a los frailes y se hospedaba siempre en la casa del Correo Mayor, que estaba justamente situada enfrente de la del Vicario.
Pero, como decíamos al principio, aunque la tarde se vista de crespones y se pueble la noche de murciélagos, todavía pueden contemplarse en esta celda el sillón frailero y la mesa de curado pino, dónde el autor de los Sueños repasa y ordena su diseminada producción en verso y escribe sus últimas cartas a Don Sancho de Sandoval y a Don Francisco de Oviedo… También puede verse aquí una magnífica litografía (la misma que reproducimos en nuestra portada) del retrato que Velásquez le hiciera a Quevedo en el año 1.628, sacada directamente de la única copia del original que, como el oro en paño, se conserva en el Instituto de la ciudad de Valencia. Tiene los anteojos puestos, la cabellera larga y suelta con relámpagos de plata, el bigote, la perilla y la planetaria frente con surcos de meditaciones en busca de la luz y de las sombras. En la parte superior del cuadro aparece el nombre del poeta, abreviado el don, que tan machaconamente se le fue pregonando por la vida.
Hora es ya de decir que, con motivo del cuarto centenario del nacimiento del poeta y, por iniciativa de Don Miguel Montalbán, entonces alcalde de la villa, se fundó en Villanueva de los Infantes la Orden Literaria Don Francisco de Quevedo el día siete de Abril del año 1.980. Conviene resaltar el espíritu caballeresco y cultural con que están redactados los Estatutos de la Orden y, sobre todo, el carácter primordial con que se convoca el Certamen Poético Internacional y se celebra anualmente con ceremonial e indumentaria a los usos y costumbres del siglo XVII.
Lo reitero otra vez, viajero amigo, no olvides nunca que en estos claustros del Convento de Santo Domingo se nos muere la tarde de dulzura, se amortaja la Historia de crespones, se reviven los sueños, se reencarnan las médulas ardidas y palpita la luz de las Españas.


Ya formidable y espantoso suena
dentro del corazón el postrer día:
y la última hora, negra y fría,
se acerca, de temor y sombras llena.
Si agradable descanso, paz serena,
la muerte en traje de dolor envía,
señas da su desdén de cortesía:
más tiene de caricia que de pena.
¿Qué pretende el temor desacordado
de la que a rescatar piadosa viene,
espíritu en miserias anudado?
Llegue rogada, pues mi bien previene:
hálleme agradecido, no asustado:
mi vida acabe y mi vivir ordene.
(Soneto escrito en Villanueva de los Infantes
por Don Francisco de Quevedo, días antes de su muerte
.)

LA ORDEN LITERARIA

ORDEN LITERARIA
“FRANCISCO DE QUEVEDO”


1.- EL CONTEXTO.-
El 8 de septiembre de 1645 falleció en Vva. de los Infantes, en su celda del convento de Santo Domingo, don Francisco de Quevedo, aquel inconmensurable poeta del Barroco castellano.
Esta localidad manchega se enorgullece de dar descanso a los restos del gran literato y une este hecho a toda una lista de méritos históricos-artísticos: es conjunto monumental, constituyendo una de las villas más bellas y paradigmáticas de Castilla-La Mancha, encabezando Villanueva de los Infantes el glosario de pueblos ilustres y nobles de nuestra Mancha. Esta ciudad se sitúa en el sureste de la provincial de Ciudad-Real y es centro neurálgico de la comarca del Campo de Montiel.

2.- LA ORDEN LITERARIA FRANCISCO DE QUEVEDO.-
Con motivo del 400 centenario del nacimiento del poeta se fundó en Vva. de los Infantes la Orden Literaria “Francisco de Quevedo” el día 7 de abril de 1980. Los estatutos de la Orden y la jerarquía establecida obedecen al estilo caballeresco y cultura según el espíritu de las Ordenes Militares de nuestra rica historia.
Desde entonces, y ya son 30 años, se viene celebrando en los “atardeceres” del mes de agosto un Certamen Poético Internacional que cada día prestigia más a la Orden misma, a Vva. de los Infantes y a los propios poetas participantes.

3.- LOS OBJETIVOS DE LA ORDEN.-
En síntesis los objetivos básicos son:
- Rendir honor, potenciar, recordar y gloriar la figura del ilustre poeta don Francisco de Quevedo y Villegas.
- Vigorizar la actividad lírica en general.
- Dignificar la tradición, los lugares y las perspectivas de la muy noble villa de Infantes.

4.- LAS REALIZACIONES.-
Aparte del desarrollo del concurso poético anual (su acto central y principal), la Orden Literaria “Francisco de Quevedo” ha realizado y apoyado todo tipo de actividades culturales y ha participado en exposiciones, representaciones teatrales, recitales músico-poéticos, presentaciones culturales, publicaciones, conocimiento y reconocimiento de nuestro patrimonio y personas, etc.

5.- EL CERTAMEN POÉTICO INTERNACIONAL.-
El Certamen se convoca en el mes de marzo/abril. Entre Julio y Agosto tiene lugar la selección rigurosa de los poemas premiados, llevada a cabo por poetas expertos y afamados: Se opta a tres tipos de galardones: el premio “Vida Obra de don Francisco de Quevedo”, el premio “Tema Libre”-(Dedicado al noble poeta infanteño, Rafael Simarro Fdez. de Sevilla) y el premio “El Buscón” también de Tema libre (Para jóvenes poetas menores de 30 años). La calidad y el nivel de exigencia son muy importantes, claves éstas fundamentales para el prestigio que este Certamen Internacional tiene. Los tres premios están muy bien dotados económicamente, gracias al patrocinio del Muy Ilustre Ayuntamiento de esta localidad, la Junta de Comunidades de Castilla–La Mancha, la Excma. Diputación Provincial de Ciudad Real y otras entidades financieras tales como Caja de Castilla-La Mancha y Caja Rural de Ciudad Real, que junto con el Gran Maestre General de la Orden y su Concejo de Dirección, constituyen el alma mater de dicho acontecimiento cultural.
A finales de cada mes de Agosto, y coincidiendo con las tradicionales ferias y fiestas de esta localidad, se celebra el acto principal para la lectura de los trabajos premiados, investidura de Caballeros y entrega de premios en el patio central de los claustros del Convento de Santo Domingo, con ceremonial e indumentaria a los usos y costumbres del siglo XVII, además un personaje erudito y afamado, diserta anualmente, como mantenedor del certamen. Este hecho resulta de gran brillantez desde la sobriedad y lo armónico. Es presidido por el Gran Maestre General de la Orden, autoridad literaria o administrativa y sus principales caballeros; durante el acto el Escribano Mayor de la misma dará lectura del acta redactada al estilo de la época (siglo XVII) correspondiente y el Maestre de Ceremonias coordina todo este acervo cultural.
Pero no debe olvidarse que por debajo de todo este ritual, late toda la profundidad y el espíritu de la poesía, en forma y en esencia, constituyendo uno de los mayores tributos que Vva. de los Infantes rinde a don Francisco de Quevedo y Villegas. Un acontecimiento, en definitiva, para sosegar la mente y ensanchar el alma.