lunes, 22 de noviembre de 2010

NUEVOS MIEMBROS DE LA ORDEN

Se abre el plazo de inscripción de nuevos miembros de la Orden Literaria Francisco de Quevedo.
Enviad solicitud a la sede de la Orden para ser investidos Caballeros o Damas, tras el preceptivo asentimiento por el Capítulo General de la Orden, que se reunirá próximamente.

martes, 5 de octubre de 2010

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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Certamen 2010. Poetas ganadores.



Los poetas ganadores del Certamen 2010, en sus tres modalidades: Verónica Redondo, Sergio Villanueva y María Zaragoza.

Certamen Literario. 28 agosto, 2010.

Ofrenda a Quevedo

El Gran Maestre con Ramón Arangüena, el Mantenedor 2010.


La Escribana Mayor de la Orden Literaria, Presentación Pérez.


Los Caballeros y Damas de la Orden con Lisi y sus Damas de Honor.




lunes, 30 de agosto de 2010

POEMAS GANADORES DEL XXX CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESIA

PREMIO TEMA QUEVEDO

A D. Francisco de Quevedo y Villegas,
que soñaba en las torres y luchaba en los versos.

Entre buscones y busconas
cuyo estigma amó a clavo
ardiendo -gran paradoja-;
lenguas que dicen muertas
y más vivas, casi sierpes,
lanza pullas, cobra ataques,
y de su musa cordobesa
hace acopio de prestancia
D. Francisco de Villegas,
aunque griten “agua vaya”
y se aloje en otro bardo,
más propio de conejeras.

En la Corte era sabido
-tabernas y tabernáculos-,
que la española, si besaba,
rozaba apéndices lacios
tras la Casa de las Pavas,
y jugaba a la más alta
-órdago, envido o farol-
que daría muerte y catáfora
a osunenses en Andalucía,
a rengas venecianas,
cortoinsanos de Madrid
o antecojos de Aragón.

Las lágrimas de Jeremías
quizá venían rodando,
como cantos desgastados,
antes de vestir los hábitos
-aquél que nunca se habituó
y el de la roja cruz, gran remiendo-,
desde el tiempo descartado
en que pagaba con sorna
los cuchillos afilados,
los “voto a Dios, por vos miento”,
faltriquera y guardarropa
en el mundo por de dentro.

En la Torre de Joray, desierto
se divisaba, y su rastro,
que no hollaba arena,
dejaba sueños, alguna epístola
y cien poemas. Y Góngora descarta;
ya no hay as en manga ajena,
que si al de órdenes menores
le pregonaban la fama,
eran sátiras y pliegues
de culta latiniparla
que el de Madrid sujetaba.
Y en palacios y altos muros
de enemigos y potentados,
había quien alguna vez porfió
que en lupanares lobos aullaron
a inquisitorias alimañas.
A las duras y más duras,
(cuarentonas hubo alguna),
Filis encontró el camino
que le mostró la caterva,
que supo de sólo oídos
y de orejas superpuestas
que suya fue, y más nuestra,
su cuna y su sepultura.

Autora: Verónica Redondo


PREMIO TEMA LIBRE

Ya veréis como sí, algún día
A todos los niños brutalmente asesinados en todas
y cada una de las injustas, innombrables,
vomitivas y vergonzantes guerras del mundo.

Las vacilantes moscas se alejarán de los platos
y de las córneas de los ángeles abandonados.
El retumbar de trompetas venéreas
y el restallido de inmensas flores de fuego harán la misma cosa.
El cielo se tragará el oscuro y denso cielo,
y una digestión sedosa coronará en azul durmiente
y maternal las pieles de los niños. Sus sueños
no estarán nunca disecados en ordenadores de señores obtusos y sus pizarras vileda.
Sus risas restallarán por las calles cicatrizadas
y los parques de dulce reinicio.
Sus manitas volarán como palomas cuánticas
al encuentro de otros dedos de azúcar y leche
que regalarán caricias y lunas,
caramelos de noche y peladillas de alba.
Habrá cobijo de bosques y abuelos,
y un montón de musicales bicicletas para el camino.
Cada uno de ellos será héroe de leyenda
en los cuadernos del poeta,
y cada una de sus sonrisas escalará
a los pliegues pesados de las frentes grises
y mediocres de los que ordenaron las destrucciones
y los imposibles olvidos.
Ellos viven porque hay vida.
Ellos son porque mi pena no les olvida.
No les puedo ignorar
tras el regalo de sus distancias, sus risas,
sus proyectos de travesura
y aventura de primeras adolescencias
regadas con caricias furtivas que ya nunca serán.
Ellos habitarán por siempre en mi corazón
y yo extenderé sus brazos a los continentes y sus oídos.
Habrá despachos que querrán silenciarme
no tan funestamente como a ellos silenciaron.
Pero mi verbo y mi grito saltarán por los acantilados,
escalarán los montes, treparán por los rascacielos.
Mi promesa de justicia a sus pestañas de lino
grabaré en las piedras, en los pechos, en los ríos.
Lloraré una y mil noches
el quebranto de sus huesos de leche o luna,
y golpearé con versos o firmes prosas
a quien encienda a los ignorantes con las confusas llamas
de los periódicos y telediarios,
a quien apriete con dedos de muerte ciertos botones rojos.
Os tengo en mi tinta, en mi uña, en la yema de cada dedo.
Salís de mis venas o arterias últimas
porque os lanzo desde el corazón
en forma de sangre enérgica al cuaderno.
Llegáis en un discurrir rojizo que se muta en la página al negro de luto.
Permaneceréis en las memorias de las miradas curiosas
que asomen a mis páginas, que son el homenaje vuestro,
mis ángeles, mis niños, mis más queridos muertos.

Autor: Sergio Villanueva


PREMIO JOVEN

La canción de Sylvia

No he podido advertir las cuentas tristes del collar del tiempo.
he sido incapaz de sostener entre mis dedos el hilo de la vida,
que de pronto se ha convertido líquido y sin más,
se ha colado entre las falanges que se van quedando huecas.
Ya no hay paisajes escritos, ni palabras de tinta fresca.
No queda más remedio que aceptar el cómo.
No queda más que seguir los caminos marcados
si al final, toda meta es idéntica y seguimos
atados a un mismo gesto, cogidos de pies y manos,
ciegos, lanzados hacia aquello de lo que siempre huimos
con las pesadillas engarzadas en la piel.
Al final no es tan malo como lo habíamos imaginado.
La piel es la misma aunque se desgaste, la vida sigue aunque ajena.
De mis ojos crecerán crisantemos encendidos y mis manos,
tan inútiles para sujetarme a este envase,
ya no tocarán las tuyas sino otras distintas:
la madera de pino, la tierra, el gusano.

No me voy a arrepentir de nada, no importa lo que perdí.
Me quedé sin amor, sin dinero y sin salud,
esas célebres tres cosas que debían darme felicidad.
Sin embargo hice un camino, me desvanecí en las sombras
y, a pesar de ello, conservé ciertos amigos
que no tenían picos curvos y alas negras.
Esos, los otros, ahora me acompañan con su grito
y es cuando puedo entenderlos, comprender su canto,
que me doy cuenta que no ocurre nada distinto
de un brutal cambio de estado.

He metido los dedos en el agua, enamorada
de mi propio reflejo vibrante en la superficie.
Del otro lado no encontré tus palabras toscas
tan inexpertas para hablar de cadenas perpetuas,
de amores a largo plazo o infinitos.
No encontré sonido alguno, ni siquiera la luz
que dicen algunos que se ve, ni las voces
que, como hambrientas sirenas en las rocas,
intentan atraerme con sus pérfidos cantos.
No hubo más que un silencio húmedo,
como un sumergirse sin estrépito
donde hubo un hundimiento de barco mudo.
Me perdí entre las algas y mi mirada,
que ya se torna crisantemo y lo siento,
no se acostumbró jamás a la sombra.

La música de las lágrimas ajenas repiquetea
como una extraña lluvia amarga y vana
sobre la madera que se hunde y me contiene,
vacía y sola, envuelta en mis mejores trajes.
Mi conciencia, que vaga entre los presentes,
me advierte que no todo es difícil,
que al final todos somos la misma sombra
de la que nacen flores moradas y nomeolvides:
fríos pero sin angustia.

Con el tiempo todo pasa, con el tiempo todo se olvida.
Por eso mis ojos se abren en nuestro cuarto amarillo,
mi mano se dirige a la tuya cálida de sueño,
la busca entre las sábanas para apretarla
justo antes de que amanezca y la no pesadilla
se esfume del todo, se convierta en bruma.
Por eso la cojo con fuerza y la llevo a mi pecho
antes de que del otro lado de la ventana,
recortado contra el cielo rojo y negro,
se dibuje el perfil de un ciprés que desafíe al cielo
en cuyas ramas anide ese cuervo amigo
que algún día me hundirá en el silencio
donde nunca pasa más nada que lo de siempre.

Autora: María Zaragoza

miércoles, 4 de agosto de 2010

PREMIOS 2010

ACTA DEL XXX CERTAMEN POÉTICO INTERNACIONAL AÑO DE 2010

Acta en la que por mí, la Escribana Mayor de la Orden, se dice y comenta cuanto fue dicho por el Jurado Calificador hasta determinar cuáles tres, de los trabajos presentados en esta edición, llegados desde toda la geografía española y otros países (de Europa y América), los cuales habrían de ser premiados en el trigésimo Certamen Poético Internacional.
En la histórica, monumental y blasonada ciudad de Villanueva de los Infantes, perteneciente a la Orden del Señor Santiago, de la provincia de Ciudad-Real en Castilla-La Mancha, gobernada hoy día por su señoría el Regidor don Gabino Marco Solera. Por mandato de su Merced el Gran Maestre, erudito vate, maestro de poetas y literatos don Juan José Guardia Polaino, a la sazón presidente del Jurado Calificador, se reunió, el 31 de julio, dicho jurado para determinar a quiénes debían dárseles los premios establecidos en las bases del mencionado trigésimo Certamen Poético Internacional.
El referido Certamen se hizo saber a todos los poetas del mundo mediante bases, compuestas por artículos explicativos, remitidas a todas las Embajadas de Naciones de habla castellana, y a todos y muy especialmente grandes Ayuntamientos del Reino y de la Provincia.
Así mismo, el susodicho Gran Maestre, por su autoridad, mandome a mí, La Escribana Mayor de la Orden formar parte del jurado con voz, pero sin voto, que diera cuenta de todo lo acontecido por esta Acta, y que la dicha Acta fuera firmada de puño y letra, y con su visto bueno y por ante mí.
Quedando el jurado compuesto por: D. Juan José Guardia Polaino, poeta y Gran Maestre de la Orden Literaria Francisco de Quevedo; D.Miguel Blasco Alberite, periodista, escritor, exdirector General de Canales Temáticos y de los centros territoriales de TVE; doña Iraida González Rodríguez, abogada; D. Antonio Gómez Rufo, escritor; doña Ana García D’Atri, editora y doña Presentación Pérez González, poeta y Escribana Mayor de la Orden Francisco de Quevedo.
Fueron los juzgadores personas muy adictas y sabedoras del arte de los versos y de sus reglas, destacando no sólo por el conocimiento de las letras sino por sus notorias sensibilidades artísticas. Todos hicieron un profundo estudio y una meditada reflexión sobre los 513 trabajos presentados, hasta tener muy claro el poema preferido en cada una de las tres modalidades.
Abriéndose las correspondientes plicas, el resultado fue:
PREMIO: DON FRANCISCO DE QUEVEDO: Investidura de Gran Comendadora, entrega de pergamino y 1500 Euros al poema”A DON FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS QUE SOÑABA EN LAS TORRES Y LUCHABA EN LOS VERSOS” cuya autora resultó ser, la poeta VERÓNICA REDONDO MORENO, natural de Ogíjares (Granada)

PREMIO: TEMA LIBRE (Dedicado al poeta Rafael Simarro) Investidura de Comendador, entrega de pergamino y 1000 Euros al poema titulado “YA VERÁS COMO SÍ, ALGÚN DÍA”, del poeta SERGIO VILLANUEVA MARTÍN, natural de Valencia

PREMIO “EL BUSCÓN” (Para menores de 30años) Investidura de Dama, entrega de pergamino y 600 euros al poema “LA CANCIÓN DE SYLVIA”, de la poeta MARÍA ZARAGOZA HIDALGO, natural de Madrid.

Así digo que se hizo y discurrió todo, y que el Acta fue leída por el jurado ut supra.

viernes, 7 de mayo de 2010

martes, 13 de abril de 2010

PUBLICADAS LAS BASES DEL PREMIO LITERARIO




CONSULTAR LAS BASES en la página
Premios Literarios.

miércoles, 7 de abril de 2010

Presentación del libro XXV AÑOS DE LA ORDEN

Presentación del libro XXV AÑOS DE LA ORDEN LITERARIA FRANCISCO DE QUEVEDO en la Alhóndiga de Villanueva de los Infantes.



QUEVEDO Y VILLANUEVA DE LOS INFANTES


ÚLTIMA MORADA DE QUEVEDO

Viajero, si alguna vez visitas los claustros del Convento de Santo Domingo en Villanueva de los Infantes, verás cómo la herida de los siglos está cauterizada de criptogramas; y cuando subas a la celda, se nublarán tus ojos de crespones, se llenará la Historia de mortajas y volarán esquivos los murciélagos…
Y es que aquí vino a refugiarse Don Francisco de Quevedo con el alma aterida de destierros y con el cuerpo lleno de postemas, hasta que el día 8 de Septiembre del año 1.645 falleció y fue sepultado, como dejara escrito en testamento, con el hábito de los caballeros de Santiago, en la Capilla de los Bustos de la Iglesia Parroquial de San Andrés. Pero, por azares de los tiempos y repetidas mondas, sus restos fueron trasladados a otra cripta de la espaciosa nave, dónde reposan para siempre confundidos, entre camándulas de clérigos y polvorienta herrumbre de tizonas.
Sabemos todos que Don Francisco de Quevedo adquirió por herencia de su madre Doña María de Santibáñez Villegas el señorío de la aldea de la Torre de Juan Abad y que por razones de salud y vecindad, pasó muchas temporadas en Infantes, sobre todo, a partir de sus fracasos en la Corte y cuando cumplía condenas del Conde Duque “retirado en la paz destos desiertos”. Aquí en la blasonada villa dialogó en numerosas ocasiones con su preclaro amigo Jiménez Patón, platicaba con un doctor boticario, visitaba a los frailes y se hospedaba siempre en la casa del Correo Mayor, que estaba justamente situada enfrente de la del Vicario.
Pero, como decíamos al principio, aunque la tarde se vista de crespones y se pueble la noche de murciélagos, todavía pueden contemplarse en esta celda el sillón frailero y la mesa de curado pino, dónde el autor de los Sueños repasa y ordena su diseminada producción en verso y escribe sus últimas cartas a Don Sancho de Sandoval y a Don Francisco de Oviedo… También puede verse aquí una magnífica litografía (la misma que reproducimos en nuestra portada) del retrato que Velásquez le hiciera a Quevedo en el año 1.628, sacada directamente de la única copia del original que, como el oro en paño, se conserva en el Instituto de la ciudad de Valencia. Tiene los anteojos puestos, la cabellera larga y suelta con relámpagos de plata, el bigote, la perilla y la planetaria frente con surcos de meditaciones en busca de la luz y de las sombras. En la parte superior del cuadro aparece el nombre del poeta, abreviado el don, que tan machaconamente se le fue pregonando por la vida.
Hora es ya de decir que, con motivo del cuarto centenario del nacimiento del poeta y, por iniciativa de Don Miguel Montalbán, entonces alcalde de la villa, se fundó en Villanueva de los Infantes la Orden Literaria Don Francisco de Quevedo el día siete de Abril del año 1.980. Conviene resaltar el espíritu caballeresco y cultural con que están redactados los Estatutos de la Orden y, sobre todo, el carácter primordial con que se convoca el Certamen Poético Internacional y se celebra anualmente con ceremonial e indumentaria a los usos y costumbres del siglo XVII.
Lo reitero otra vez, viajero amigo, no olvides nunca que en estos claustros del Convento de Santo Domingo se nos muere la tarde de dulzura, se amortaja la Historia de crespones, se reviven los sueños, se reencarnan las médulas ardidas y palpita la luz de las Españas.


Ya formidable y espantoso suena
dentro del corazón el postrer día:
y la última hora, negra y fría,
se acerca, de temor y sombras llena.
Si agradable descanso, paz serena,
la muerte en traje de dolor envía,
señas da su desdén de cortesía:
más tiene de caricia que de pena.
¿Qué pretende el temor desacordado
de la que a rescatar piadosa viene,
espíritu en miserias anudado?
Llegue rogada, pues mi bien previene:
hálleme agradecido, no asustado:
mi vida acabe y mi vivir ordene.
(Soneto escrito en Villanueva de los Infantes
por Don Francisco de Quevedo, días antes de su muerte
.)

LA ORDEN LITERARIA

ORDEN LITERARIA
“FRANCISCO DE QUEVEDO”


1.- EL CONTEXTO.-
El 8 de septiembre de 1645 falleció en Vva. de los Infantes, en su celda del convento de Santo Domingo, don Francisco de Quevedo, aquel inconmensurable poeta del Barroco castellano.
Esta localidad manchega se enorgullece de dar descanso a los restos del gran literato y une este hecho a toda una lista de méritos históricos-artísticos: es conjunto monumental, constituyendo una de las villas más bellas y paradigmáticas de Castilla-La Mancha, encabezando Villanueva de los Infantes el glosario de pueblos ilustres y nobles de nuestra Mancha. Esta ciudad se sitúa en el sureste de la provincial de Ciudad-Real y es centro neurálgico de la comarca del Campo de Montiel.

2.- LA ORDEN LITERARIA FRANCISCO DE QUEVEDO.-
Con motivo del 400 centenario del nacimiento del poeta se fundó en Vva. de los Infantes la Orden Literaria “Francisco de Quevedo” el día 7 de abril de 1980. Los estatutos de la Orden y la jerarquía establecida obedecen al estilo caballeresco y cultura según el espíritu de las Ordenes Militares de nuestra rica historia.
Desde entonces, y ya son 30 años, se viene celebrando en los “atardeceres” del mes de agosto un Certamen Poético Internacional que cada día prestigia más a la Orden misma, a Vva. de los Infantes y a los propios poetas participantes.

3.- LOS OBJETIVOS DE LA ORDEN.-
En síntesis los objetivos básicos son:
- Rendir honor, potenciar, recordar y gloriar la figura del ilustre poeta don Francisco de Quevedo y Villegas.
- Vigorizar la actividad lírica en general.
- Dignificar la tradición, los lugares y las perspectivas de la muy noble villa de Infantes.

4.- LAS REALIZACIONES.-
Aparte del desarrollo del concurso poético anual (su acto central y principal), la Orden Literaria “Francisco de Quevedo” ha realizado y apoyado todo tipo de actividades culturales y ha participado en exposiciones, representaciones teatrales, recitales músico-poéticos, presentaciones culturales, publicaciones, conocimiento y reconocimiento de nuestro patrimonio y personas, etc.

5.- EL CERTAMEN POÉTICO INTERNACIONAL.-
El Certamen se convoca en el mes de marzo/abril. Entre Julio y Agosto tiene lugar la selección rigurosa de los poemas premiados, llevada a cabo por poetas expertos y afamados: Se opta a tres tipos de galardones: el premio “Vida Obra de don Francisco de Quevedo”, el premio “Tema Libre”-(Dedicado al noble poeta infanteño, Rafael Simarro Fdez. de Sevilla) y el premio “El Buscón” también de Tema libre (Para jóvenes poetas menores de 30 años). La calidad y el nivel de exigencia son muy importantes, claves éstas fundamentales para el prestigio que este Certamen Internacional tiene. Los tres premios están muy bien dotados económicamente, gracias al patrocinio del Muy Ilustre Ayuntamiento de esta localidad, la Junta de Comunidades de Castilla–La Mancha, la Excma. Diputación Provincial de Ciudad Real y otras entidades financieras tales como Caja de Castilla-La Mancha y Caja Rural de Ciudad Real, que junto con el Gran Maestre General de la Orden y su Concejo de Dirección, constituyen el alma mater de dicho acontecimiento cultural.
A finales de cada mes de Agosto, y coincidiendo con las tradicionales ferias y fiestas de esta localidad, se celebra el acto principal para la lectura de los trabajos premiados, investidura de Caballeros y entrega de premios en el patio central de los claustros del Convento de Santo Domingo, con ceremonial e indumentaria a los usos y costumbres del siglo XVII, además un personaje erudito y afamado, diserta anualmente, como mantenedor del certamen. Este hecho resulta de gran brillantez desde la sobriedad y lo armónico. Es presidido por el Gran Maestre General de la Orden, autoridad literaria o administrativa y sus principales caballeros; durante el acto el Escribano Mayor de la misma dará lectura del acta redactada al estilo de la época (siglo XVII) correspondiente y el Maestre de Ceremonias coordina todo este acervo cultural.
Pero no debe olvidarse que por debajo de todo este ritual, late toda la profundidad y el espíritu de la poesía, en forma y en esencia, constituyendo uno de los mayores tributos que Vva. de los Infantes rinde a don Francisco de Quevedo y Villegas. Un acontecimiento, en definitiva, para sosegar la mente y ensanchar el alma.

lunes, 15 de marzo de 2010

Poesía inédita de Quevedo

La profesora María Hernández saca a la luz versos de hallados en los archivos menos frecuentados de España y Portugal.
Todo está en los archivos y bibliotecas. Tras investigar en algunos de los menos frecuentados de España y Portugal y escarbar entre los legajos del Manuscrito de Évora, la profesora María Hernández lanza esta semana Poesía inédita de Francisco de Quevedo (Libros del Silencio). Imposible, dicen los expertos, confirmar su autoría o negarla, pues bien pudo haberlos escrito Quevedo, que no publicó en vida sus versos, por lo que mucha de su poesía tal vez esté extraviada o siga, como hasta ahora, escondida en obras como ésta.

La nave que surcando el Ponto pasa
ligera y fuerte como viento y peña,
el bravo mar con ocasión pequeña
rompe, sorbe, deshace, ahoga, arrasa.
La ciudad fuerte o respetada casa
que de tratar las nubes se desdeña,
con breve curso el Tiempo nos la enseña
rota, humilde, asolada, yerma y rasa.
La ignorancia mortal que se alimenta
de bárbara ambición y se presume
potente, firme, estable, altiva, osada,
baje la rueda, reconozca y sienta
que en un punto la muerte la resume
en humo, en polvo, en viento, en sombra, en nada.

jueves, 11 de marzo de 2010



FRANCISCO DE QUEVEDO
Nació en Madrid en el mes de septiembre de 1580. Su padre, hombre culto e inteligente, secretario de la princesa María de Austria, fallecería al poco tiempo. Físicamente sufría una leve cojera por deformación de los pies y su exagerada miopía lo obligaba a llevar anteojos. Estudia, con la alta sociedad de su tiempo, en el colegio Imperial de los jesuitas. Posteriormente ingresa a la universidad de Alcalá de Henares, donde conoce al duque de Osuna. En esta época se imprime su primer soneto, un elogio a Lucas Rodríguez, y aparecen sus primeras obras en prosa. Destaca por su viva inteligencia, aprendiendo diversas lenguas: griego, latín, árabe, hebreo, francés e italiano. Se le considera en su tiempo como el español que más idiomas extranjeros hablaba. En los primeros años del siglo XVII pasa a estudiar a la universidad de Valladolid, coincidiendo con la salida de las prensas de la primera parte de Don Quijote de la Mancha de Cervantes. Pedro Espinosa incluye en su antología "Flores de poetas ilustres" algunos poemas de juventud de Quevedo. Por esa época, el autor satírico que sería después, ha empezado a componer sus primeros escritos jocosos o burlescos. Entre 1603 y 1608 escribe la que sería su obra cumbre "El buscón". En la misma época traduce a Anacreonte y trabaja en dos colecciones de poemas. Su amigo de colegio, el duque de Osuna, es nombrado virrey de Sicilia, y Quevedo parte con él al sur de Italia, como su consejero. A este alto funcionario le dedicará un relato: "El mundo por de dentro". Al caer en desgracia el duque, Quevedo sufre las consecuencias políticas del cambio, siendo encarcelado en Uclés (Cuenca) y más tarde, aquejado de enfermedad grave, es llevado a su finca, la Torre de Juan Abad. Aprovecha para preparar en su confinamiento "Política de Dios y gobierno por Cristo". Restablecida su salud y levantada la condena de privación de libertad vuelve a la actividad política. En 1623 se desplaza a Andalucía en calidad de cronista en la expedición de defensa contra los ingleses. Al morir Felipe III, Felipe IV asciende al trono de España y nombra al conde-duque de Olivares como una de las personas de más confianza de su Consejo. Francisco de Quevedo se apresura a dedicarle a este nuevo e importante funcionario su "Epístola satírica y censoria" con clara intención de ganarse su aprecio y volver a la actividad política bajo su protección. Mientras tanto, vuelve a recluirse, esta vez voluntariamente, en su Torre de Juan Abad y aprovecha para dar a la imprenta textos escritos con anterioridad. En 1631 publica algunas de las obras burlescas de su juventud, bajo el título de "Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio". Escribe un libelo satírico titulado "El chitón de las tarabillas" (en el que defiende la desastrosa política monetaria del conde-duque de Olivares), que le hace ganar el aprecio de Felipe IV que le nombra su secretario. Coincidiendo con la grave crisis económica que desencadenó la política del conde-duque, cae en desgracia por segunda vez, debido a las intrigas de la Corte y en 1639 es detenido y encarcelado nuevamente, esta vez en el convento de San Marcos de León, donde pasa mil penurias durante cuatro años. Dentro de su obra satírica se encuentran "La culta latiniparla", "Epístola del caballero de la tenaza" y "Los sueños". Estos últimos comprenden los siguientes relatos: "El sueño de las calaveras", "El alguacil alguacilado", "Las zahurdas de Plutón", "El mundo por de dentro", "Visita de los chistes" y "La hora de todos y la Fortuna con seso". Su contemporáneo Cervantes, nos legó una obra que, al crecer en prestigio y fama, ensombreció la persona del autor; en cambio con Quevedo ocurre exactamente lo contrario: su fuerte personalidad hizo que su obra se viera desdibujada, ante su propia leyenda. Quevedo ha sido uno de los grandes genios de la literatura en habla castellana, Borges lo compara con Mallarmé y Joyce. Su capacidad para valerse del lenguaje es difícilmente superable. La primera biografía que se escribe sobre Francisco de Quevedo es la de Pablo Antonio de Tarsia, en 1663, donde ya se resalta el carácter satírico de gran parte de su obra. Al decir de J.M. Blecua, su vida osciló entre una visión sarcástica o burlesca de la realidad, y una visión muy estoica y senequista de la existencia. Fue capaz de cultivar una poesía popular, a ratos chocarrera y tabernaria, satírica y burlesca, al mismo tiempo que escribía una poesía llena de belleza formal, o prosa culta y metafísica. Buena muestra de este segundo aspecto de su obra, serían "La cuna y la sepultura", "La política de Dios" y muchos sonetos profundos y trascendentes. Quevedo es el máximo representante de la corriente "conceptista", frente al "culteranismo" de Góngora, que no se libró de algún poema satírico. Pero lo que es verdaderamente interesante en Quevedo es su lenguaje casi moderno, utilizando vocablos, a diferencia de Cervantes, que no se han quedado obsoletos, que se continúan utilizando con toda su fuerza expresiva. Su lectura, por tanto, se hace fácil, y su estilo sorprendente por lo actual. Valgan algunos ejemplos que hoy pueden ser oídos en cualquier patio de colegio, bar o parada de autobús: "mojones" ("el culo hace mojones"), "pendejos" ("población de pendejos"), "gorreros" ("gorreros, hospedándose más de lo que fuere razón en casa de los amigos"), "a escote" ("niño/ que concebistes a escote/ entre más de veinte y cinco") y otros muchos que podríamos seguir citando. Igualmente se encuentran en su prosa vocablos que se mantienen en determinadas zonas de Andalucía y América, perfectamente actualizados, como "cabe" por zancadilla, "coima" por soborno, etc. Quevedo era un hombre desengañado de muchas cosas, entre otras de las mujeres, a las que deseaba alegres, pero a ser posible "sordas y tartamudas". Muchas veces se refiere a ellas de forma despectiva y a juzgar por su temática, más que frecuentar círculos familiares, conoció los ambientes prostibularios y marginales de su época, a los que llegaba atraído por el sexo pero dominado por su misoginia. Fallece en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) en 1645. (Fuente: http://www.trazegnies.arrakis.es/bioqueve.html)

ORDEN LITERARIA FRANCISCO DE QUEVEDO

CONVOCATORIA CAPÍTULO GENERAL
Por la presente le convoco a CAPÍTULO GENERAL, que se celebrará, en la sede de la Orden, el próximo 27 de marzo de 2010 (sábado) a las 16 horas en primera convocatoria y a las 17 horas en segunda convocatoria, para tratar el siguiente

ORDEN DE DÍA
-Aprobación de Acta anterior
-Análisis del acto del XXIX Certamen Poético Internacional
-Tratar el tema del XXX Certamen y los cambios que aparecerán en las bases
-Presentación del estado de cuentas
-Información de actividades
-Ruegos y preguntas

Villanueva de los Infantes a 9 de marzo de 2010

Vº Bº
GRAN MAESTRE: JUAN JOSÉ GUARDIA POLAINO
LA ESCRIBANA MAYOR: PRESENTACIÓN PÉREZ GONZÁLEZ