jueves, 30 de agosto de 2012

POEMAS PREMIADOS

POEMAS PREMIADOS 
 XXXII CERTAMEN POÉTICO INTERNACIONAL
"FRANCISCO DE QUEVEDO"
 
PREMIO " D. FRANCISCO DE QUEVEDO
AUTORA: NATIVIDAD CEPEDA SERRANO

EPISTOLA A FRANCISCO DE QUEVEDO
DESDE LA SEMEJANZA DE LOS SIGLOS

“En otros siglos pudo ser pecado
severo estudio, y la verdad desnuda”
                                                                                                                      Francisco de Quevedo
I

Otros siglos, otros nombres y sigue Dios cruzando
por el tiempo. Mirada de cristal que nos contempla
con gestos de perdón. Desde ese espejo le escribo,
don Francisco, esta misiva que nace con temblor
de mi mano y puede que al hacerlo busque en su dolor
el mío. Porque no creáis, que la verdad desnuda
hoy tiene mejor tejado que el de antaño. Nadie como Vos
conoce la tristeza que nace del olvido. Nadie sabe
lo que es vivir en medio de la aldea contemplando el pasado.
Todo se torna en claridad certera en rededor de siglos,
y es páramo estéril ese momento de miseria, que despoja
al arte de su gloria, y encumbra al holgazán hasta el poder.

II

Y romper el silencio, sabéis que se paga en la plaza
del mundo. Se burlan en la Corte de los que moramos
los Campos de Montiel, piensan que le cortaron al águila
su vuelo, creen - ilusos ellos- que no queda lustre
en sus garras y plumas. Oscurece la tarde, regresan las gentes
del trabajo. Pasan rendidos. Lejos queda San Marcos.
Lejos quedó la juventud. Un nido, don Francisco,
en tierra yerma, es no tener cobijo. En León, no crepitaba
la llama en los fogones. Todo fue tristeza, lucha, por no morir
para ganar la última contienda. Desfallecía el guerrero,
no así el poeta, mientras fluía la pluma sin derrota.

III

Libertad, es derecho del Hombre. Acallar los agravios
es retar por el fango, y pecado severo, descubrir los errores
del poder. Recluido en San Marcos -paradoja siniestra-
Caballero con la Cruz de Santiago, escribiendo el dolor
mientras medra la vida a orillas del Bernesga.
El río, torna sus aguas en leyenda. En él se miran peregrinos,
camino jacobeo que cruza por su puente junto a la caballería
de monjes guerreros santiaguistas en la taberna de la vida.
Sepelio de grandezas San Marcos, celda, para quien escribe
epístolas a doctos jesuitas, al válido del rey, que necesita
sentirse un dios cosiendo la boca a quien denuncia sus miserias.

IV

Casi todo termina en un instante, incluso la derrota
de Olivares. De lo acontecido entonces queda el eco
de epístolas escritas de un recluido docto.
La historia es el espejo donde aún nos miramos don Francisco,
la llave que abre la memoria o la ciega. Cartas, las suyas,
que a todos pertenecen para abrirnos los ojos…
Más, seguimos errando, porque humano es errar. Le aseguro,
Señor, que en poco ha cambiado la Corte de ayer con la de hoy.
La historia no escribe jamás de los vencidos, salvo, si como Vos,
sois diferente en contexto y contenido. Acosada tristeza
sigue gritando desamparo en la paz serena de los campos
de España. Dolor que os redime y nos alerta
de que, sólo Dios, es el que regala dones y grandeza.

V

Viejo y enfermo, Quevedo, reza escuchando maitines
por el claustro sereno de Santo Domingo. Duele el alma.
Benevolente, Villanueva de los infantes, deja trascender
el último latido de un corazón deshecho. Arrímese a la lumbre,
Señor, vea como vuelan ánades camino de Ruidera.
Escuche, como en la lejanía, balan rebaños, ladran
sus perros, guardianes sin sueldo, a falta de pastores.
Aquí, sumamos horas, contemplando la belleza carmesí
de la tarde cuando se despide por los montes. Vea los pueblos
hermosos y olvidados con tristeza en sus viejas paredes.
Pero nada nos acobarda, respiramos historia por los cuatro
costados de los parajes de Montiel, y os juro, por mis antepasados,
que a nosotros, también nos queda fe para seguir viviendo hoy.






PREMIO TEMA LIBRE

AUTOR: FERNANDO UGEDA CALABUIG


Un oso polar en un iceberg a la deriva

Hubo un tiempo en que tocó crecer,
y lo hice alimentado por un caudal de besos
que mi memoria en agraz sería incapaz de preservar.
Llevado por la inercia de mis ligeros pasos
anduve por senderos flanqueados de afanes,
imágenes que el devenir de la vida
convertiría en espectros de doliente figura.
Con los ojos henchidos de quimeras
y las alforjas colmadas de ternura
galopé en rodillas vivaces y jaraneras
en pos de la plenitud de mi existencia.

Hubo un tiempo en que tocó amar,
y lo hice impelido por el vendaval
que la adolescencia desata en las carnes,
influido por lunas de egoísmo,
con una voracidad insaciable y arcana,
con la ruindad ingénita de un predador de sentimientos.
Y el amor se mostró esquivo conmigo,
o ¿acaso fui yo el indiferente?

Hubo un tiempo en que tocó madurar,
y lo hice volando lejos sin ataduras,
en busca de la esencia de mi naturaleza
tal vez extraviada en el confín del universo.
Mas la búsqueda involucionó en una travesía
por laberintos de sueños fatuos y oropeles,
desiertos habitados por entelequias y arenas movedizas.
Y mientras yo era un torpe gato entretenido con la madeja,
aquéllos que una vez me amaron se enrolaron de a poco
en el batallón de los vencidos por el tiempo y las prisas.

Hubo un tiempo en que tocó envejecer,
y lo hice huérfano de afectos,
enmoheciendo en una arista del olvido,
huraño como un oso polar en un iceberg a la deriva.
El crepúsculo se tornó ceniciento,
la saliva fue acíbar en mi boca,
las fuerzas huyeron de mí en desbandada
dejando mi cuerpo extenuado, desguarnecido,
postrado a merced de la guadaña.
Hoy mis taciturnos ojos reposan su cansancio
sobre una memoria hecha de sílice y aluvión,
de afecciones dilapidadas y tiempos espurios.
Me consume la gangrena de saber que no he aprendido nada.
Y ahora toca morir.





PREMIO "EL BUSCÓN"
AUTOR: ALBERTO MARTÍNEZ DOS SANTOS

MONODIA

Estás presente en mis tragos más amargos
y entre tragos amargos
te vas haciendo patrimonio del pasado,
propiedad del insomnio.
Los tequieros se transforman en tequilas
las princesas en vulgares acompañantes
y el corazón
en un engranaje castigado por el salitre.
El camino es un lecho de serpientes,
un año 365 juicios finales,
un día 24 caidas libres,
1 minuto 60 ruletas rusas
pero siempre falta una página en el libro de la vida
consumida por la sangre
hecha fuego griego.

Mi sonrisa
sometida al monóxido
fotosíntesis de derrota en el tapiz,
combato contra cristales convexos:
la vida y la muerte
son meros tecnicismos.
Hoy haré una efeméride del drama
y juro
que brindaré todos los días,
forjaré una parabellum con tu nombre
y será de plata, porque cuando la disparé
antes tendrá que atravesar
más de mil espejos.
Tu tiempo y mi tiempo
nos destrozan y enmudecen,
ya corran en relojes de arena
o cabalguen en Rolex,
que no me digan
que la vida es bella
si para ello hay que estar sordo,
ciego, mudo, inmóvil y latente.
Que no me digan
que mis ojos son rabia,
amor sepia y furia
por no aceptar sus sucedáneos de muerte.




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