POEMAS PREMIADOS
XXXIII CERTAMEN POÉTICO INTERNACIONAL
"FRANCISCO DE QUEVEDO"
PREMIO
"DON FRANCISCO DE QUEVEDO"
AUTOR:
DANIEL COTTA LOBATO
MORS-AMOR
Yo
soy aquella que cantaste tanto,
aquella
que invocaste tantos días
en
una combustión de burla y llanto.
Yo
soy aquella flor que nunca olías,
aquellos
ojos que anhelaron verte,
aquella
luz que amabas y temías.
Yo
soy aquel sufrir que te hizo fuerte,
yo
soy aquel querer que te hizo triste,
que
nunca te rehuyó. Yo soy la muerte.
Siempre
fueron mis pies donde tú fuiste,
siempre
hablaron mis labios cuando hablaste
y
siempre florecí donde caíste.
Cargada
de los tús que sepultaste
bajo
el verdugo fiel de cada hora,
fui
hombro portador de tu desgaste.
Liviano
fardo ayer, pesado ahora,
nunca
dejé de confiscarte un paso,
y
el cuerpo que vestías a la aurora
era
el que yo cargaba en el ocaso.
Me
has visto camuflada en la victoria,
me
has visto anticipada en el fracaso.
¿Qué
trozos hay perdidos de tu historia
que
hayan quedado por azar ilesos
a
mi ansia predadora de memoria?
Te
he ido esculpiendo con pacientes besos,
le
he quitado a tu cuerpo lo sobrante
en
la búsqueda hambrienta de tus huesos.
Te
he desbastado instante por instante
hasta
dejarte en tu primer estado:
nada
hacia atrás y nada hacia adelante.
Las
lágrimas de tinta que has llorado,
las
sátiras proscritas que has reído,
el
llanto y el placer, todo es pasado.
Te
he amado tanto, tanto te he vivido
que,
alimentada de tu ser, soy dueña
de
todo cuanto legas al olvido.
Debajo
de tu piel pondré mi enseña,
y
será mía hasta la amante llama
que
halló en tu corazón perpetua leña,
la
leña incombustible que aún te inflama
y
cruzará contigo la frontera
del
reino del olvido y de la fama.
Seguirá
consumiéndote esa hoguera,
seguirá
ardiendo de pasión tu acento,
tu
cicatriz será imperecedera.
Yo
avivaré tus brasas con mi aliento,
yo
atizaré con el dolor tu canto
para
que nunca los consuma el viento;
pues
soy aquella que cantaste tanto,
aquella
que invocaste tantas veces
en
pura combustión de burla y llanto.
Yo
soy la flor donde por siempre creces,
yo
soy los ojos que adoraste ciego,
yo
soy la luz que nutres y enriqueces.
Yo
soy aquel sufrir que fue tu juego,
yo
soy aquel querer que fue tu herida,
yo
soy la leña eterna de tu fuego,
yo
soy tu palpitar. Yo soy la vida.
PREMIO
TEMA LIBRE (Dedicado al poeta Rafael simarro)
AUTOR:
JOSÉ MIGUEL MOLERO CID
EL
VENENO DEL RUFIÁN
A
la muerte de Federico García Lorca
Maldigo
el espeso cielo de Granada con nombre 18 de agosto del 36. Barrunta
muerte.
¡Ay!
Ahí suenan por la calle arriba
que
ya vienen madre los perros ladrando
que
se acercan las fieras.
Y
cuando no vienen solas, siempre llegan bravías.
Qué
tendría ese cielo madre, que bruno azabache sería,
que
cuando ladraban los traidores, la muerte se me venía,
que
cuando sonaban las botas yo veía balas.
Que
cuando sonó el trueno del los pérfidos, madre, se desgajó la
poesía.
Dicen
que un maestro y dos banderilleros al cadalso fueron con él.
Dicen,
madre, que como a Cristo eran sus ladrones de compaña.
Dicen
que aquella noche no era Grana y Oro. Era, como la guadaña, negra.
Dicen
que fue eclipse de sangre y de vaciar la vida con el cielo duro como
la tierra
en
que sus pies yacían.
Hay
un néctar sublime que se llama La Verdad.
La
venganza de envidia busca la muerte. El
veneno del rufián.
La
palabra impoluta de mirada limpia como el jaspe.
También
hay palabras densas que dibujan la rabia y la cobardía.
El
espanto.
A
través de los turbios cristales de la historia veo ya la mortaja de
la victoria de los rebeldes.
Homenajeo
al poeta fusilado en el barranco y le veo buscando su luna, rota.
Canto
y respiro mientras canto
y
respiro el hedor de los que aún yacen escondidos.
Insultan
a la sórdida parca.
Claman
victoria…
… y
siguen muriendo todas las noches, de paseo.
Son
los vagabundos de la fosa.
El
bebedizo de la arpía se viste de plomo y memoria celada.
Hoy
sólo son carne de cuneta.
Quiero
cerrar la memoria para desterrar de la boca la pez de la bota en la
que ellos
no
volverán a beber.
AUTORA: LOLA BORGES BLÁZQUEZ
No
es el infierno, es la calle.
Nos es la muerte, es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados
y distancias inasibles
en la patita de ese gato
quebrada por el automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
Oxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas
por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes?
Nos es la muerte, es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados
y distancias inasibles
en la patita de ese gato
quebrada por el automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
Oxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas
por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes?
Federico
García Lorca. Poeta en Nueva York.
METRÓPOLIS
Niños
maltrechos rondan las escuelas del no-saber.
Hay
también un no-lugar donde los locos se desatan
y
vuelan
como
demonios extraviados.
Dialogaban
unas calles con otras.
Soñaban,
anárquicas, con derrumbarse.
Tan
limpias, y aún así,
reclamaban
lluvia.
Caía
gente de los edificios,
morían
transeúntes
en las aceras,
en
los semáforos,
en
los cruces
de
intenciones.
Pasen
y vean
nuestros
parques de desechos,
nuestros
vertederos de colores amargos,
nuestras
plazas sin nombre,
nuestras
fuentes ahogadas
en
mares de quimeras reencarnadas
en
monedas sin manos.
Duerme
(si te atreves)
en
los bancos
de
esta ciudad salvaje
y
despierta encadenado
a
un préstamo perpetuo
a
una condena vitalicia
al
desierto de los desahuciados.
Somos
nómadas sedentarizados en cines
y
otros dispositivos
que
simulan aire libre.
Somos
angustias vestidas de Prada,
desnudas.
Somos
prisas impuntuales.
Gobernados
por un reloj de sol
que
alarga los días,
para
que la luz
haga
horas extra en las fábricas.
Felices,
con
una hora más de sueño,
con
una hora más de bar,
con
una hora menos
de
conciencia
colectiva.
Sola
se queda la urbe
cuando
sus habitantes
desamparan
las calles.
Impera
entonces el miedo sin rejas
de
la noche que cae y se cierne
sobre
los enamorados sin casa:
perros
lobo sin luna.
Mantas
de estrellas
barridas
al alba.
Y
así vuelve a comenzar
el
día,
la
escuela,
la
vida
urbana.